19 de noviembre de 2025

Cuando el nombre de una editorial se queda corto:

nota sobre el libro Desde un bosque lejano
Por Ediciones Isumatag, Naturaleza Indómita y Último Reducto

 

Recientemente (27 de octubre de 2025) la editorial Errata Naturae ha publicado una colección de textos de Theodore Kaczynski bajo el título Desde un bosque lejano. Tecnología, colapso y revolución. Entre estos textos está el conocido manifiesto de Unabomber, La sociedad industrial y su futuro. En su prólogo, el editor afirma que “esta es la primera edición en castellano de [los principales escritos de Kaczynski], casi treinta años después de su detención”. Esta afirmación es simplemente falsa. En castellano, solamente en castellano, ha habido más de una decena de ediciones diferentes del susodicho manifiesto, algunas tan tempranas como la de Perfil Libros en 1997 o la de las extintas Juventudes Libertarias en 1998. En cuanto a los escritos más cortos, también han circulado en formato libelo desde el cambio de siglo y en un compendio desde 2005[i].

En concreto, en lo que nos atañe, Ediciones Isumatag publicó la única edición en castellano que ha contado con las aclaraciones y la autorización del propio autor[ii]. El “traductor” de esta edición, Último Reducto[iii], llevaba escribiéndose con Theodore John Kaczynski desde varios años antes de realizarla y, gracias a ello, pudo aclarar muchas cuestiones relativas a los temas que se describen y analizan en ese manifiesto. Los miembros actuales de Naturaleza Indómita[iv] participaron también en la elaboración y publicación de dicha edición.

Lo peor de todo, no es que la afirmación del prólogo de la edición de Errata Naturae acerca de la exclusividad y novedad de su edición sea sencillamente falsa, lo peor es que es mentira. No somos tan ingenuos como para creer que Rubén Hernández, el editor “profesional” de Errata Naturae que perpetró dicho prólogo, no sabía nada acerca de la existencia de ninguna de las ediciones anteriores en castellano de esos textos de Kaczynski. Probablemente hoy en día sea imposible para cualquier mercachifle hacer publicidad comercial de sus productos sin recurrir a cierto grado de ridículo y exagerado autobombo, pero Hernández se ha pasado de la raya. Pretende convencernos de que él acaba de inventar la rueda para encima vendernos un neumático mal recauchutado.

Ya que estamos, aparte de denunciar esta falacia, vamos a exponer las siguientes críticas a este libro de Errata Naturae.

§  La edición tiene serias deficiencias a varios niveles:

1.     A nivel meramente técnico es una chapuza monumental. La “traducción” y edición de los textos es pésima y nada profesional.[v] Desde un bosque lejano contiene unos textos notablemente mutilados y manipulados aquí y allá según criterios muy alejados de lo admisible en una traducción seria. El libro está lleno de interpretaciones demasiado “laxas” -más bien ideológicamente motivadas y sesgadas-;[vi] omisiones totales[vii] o parciales[viii] de fragmentos presentes en el texto original;[ix] o añadidos injustificables al texto original sin señalar que son obra del “traductor”, Marcos Nava, de modo que parece que esos fragmentos añadidos fueron escritos originalmente por Kaczynski.[x] Además de confusiones gramaticales que modifican seriamente el significado del texto.[xi]

2.     A nivel ideológico/psicológico, ningún traductor que pretenda ser profesional debería prestarse a reescribir manuscritos según la ideología dominante del momento o del pagador. Cualquier traductor que verdaderamente se precie de serlo tratará de mantenerse fiel al contenido de la obra que esté traduciendo, pero Nava es un izquierdista tan sobresocializado y gazmoño que, a la hora de “traducir” (si es que se puede llamar “traducir” a eso que él hace) es incapaz de evitar anteponer su propio credo ideológico y sus melindrosos escrúpulos políticamente correctos al rigor y calidad como traductor.[xii] 

En cuanto al editor, tres cuartos de lo mismo. Ningún editor profesional que no esté seriamente limitado por su propia camisa de fuerza ideológica (o que no sea un sinvergüenza; véase 3) aceptaría semejante manipulación de la obra original. Ambos, “traductor” y editor, son precisamente ejemplos paradigmáticos de esos izquierdistas a los que describía y se refería Kaczynski en sus textos originales. Y encima ellos se creen que no lo son y que los izquierdistas son otros. El doctor Kaczynski les ha dado, póstumamente, un diagnóstico y ambos están en la fase de negación del mismo.

3.     A nivel moral, añadir, eliminar o modificar partes del texto original, para hacer decir a la “traducción” lo que en realidad el original no dice está mal y, aunque Nava sea culpable de haber destrozado el texto original combinando su incompetencia como traductor y su intolerancia pacata a todo aquello que se salga de su estrechez ideológica, Hernández, tiene incluso más responsabilidad, precisamente por ser el editor, ya que ha tolerado, aceptado y difundido las chapuzas y trampas hechas por Nava y las ha publicado, a sabiendas de que lo son y de que el texto original no se parece en realidad prácticamente nada a ese engendro que él ha publicado. Sabe que cualquier libro de Kaczynski se va a vender bien, aunque la “traducción” sea una reverenda mierda progre (o quizá precisamente debido a ello), y lo demás se la pela.

No podemos por menos que sospechar que la clase de modificaciones que han realizado Nava y Hernández, las cuales cambian sustancialmente el sentido de lo que se expresa en los textos originales de Kaczynski, responde en buena medida a un intento de tergiversar o edulcorar las ideas de éste, para que casen no sólo con la propia mentalidad progre y políticamente correcta de estos dos sujetos, sino con la de un público muy concreto al que pretenden vender un producto retocado a su medida: los demás izquierdistas como ellos.

En realidad, a pesar de los aparentes elogios y pretendido interés por la figura y los escritos de Theodore John Kaczynski que Hernández expresa en el prólogo, ninguno de ambos, “traductor” o editor, muestra en la práctica la más mínima decencia (poco han aprendido del texto “Moralidad y revolución” que incluyen en esta edición) ni ningún respeto por un autor y una obra de los que claramente se están aprovechando política y económicamente.

En resumen, tanto la editorial como el “traductor” han tenido la desfachatez de alterar el texto original a su antojo de forma infame, sin siquiera señalar y aislar dichas modificaciones en forma de notas del editor/traductor como deberían haber hecho de tener un mínimo de vergüenza (esto además es un ejemplo de 1 también).

En consecuencia, este despropósito de edición de algunos de los textos de Kaczynski es, sin duda, la peor de las que hemos podido leer en España.

§  En el prólogo hay además una serie de informaciones erróneas, las cuales creemos importante comentar:

-      El editor dice que “[Kaczyski] estuvo implicado en las actividades de grupos ecologistas radicales como Earth First! desde 1987”. Salvo por su participación en la Audubon Society en su juventud, no tenemos constancia de que Kaczynski participase como miembro en otros grupos ecologistas, radicales o no. Y hay que señalar que en realidad Kaczynski tampoco llegó nunca a participar en Earth First! (EF!) como miembro. De hecho, cuando una vez intentó contactar con esa organización para integrarse en ella, la impresión que obtuvo fue que los miembros con los que había contactado eran “izquierdistas poco socializados”.[xiii] Aun así, sí que parece que siguió a distancia y desde fuera la evolución de EF! e incluso les mandó sugerencias sobre estrategia.[xiv]

-      Hernández, basándose en Alston Chase, menciona una lista de lecturas que supuestamente inspiraron el pensamiento de Kaczynski. Esta lista de presuntas influencias puede que sea falsa en gran medida, según explica Sean Fleming, estudioso del caso Unabomber que ha tenido ocasión de investigar en detalle las obras que inspiraron o servían para apoyar la argumentación del manifiesto, en su artículo de 2021, “The Unabomber and the origins of anti-tech radicalism”, publicado en Journal of political ideologies: “No hay pruebas de que Kaczynski leyese a la mayoría de los autores que Chase y Corey citan como sus influencias, pero sí hay algunas pruebas de que Kaczynski no leyó a algunos de ellos. [… Kaczynski escribió en sus notas privadas] que ‘nunca había leído nada’ de muchos de los autores [que Chase y algunos otros] citan como fuentes del Manifiesto: Alfred Adler, Hannah Arendt, John Dollard, Leon Festinger, Chalmers Johnson, Barrington Moore, Lewis Mumford, Mancur Olson, Talcott Parsons y E. F. Schumacher. Kaczynski confirmó que había leído a B. F. Skinner, así como tres libros de Jacques Ellul: The Technological Society, Autopsy of Revolution y Propaganda. No obstante, negaba que el Manifiesto estuviese influenciado por varios de los autores que había leído. En particular, ‘leí una pequeña parte de The Authoritarian Personality [de Adorno et al.], pero dejé de leer cuando se desvió hacia tonterías psicoanalíticas’. Leyó Growing Up Absurd de Paul Goodman, pero no ‘hasta después de que el N.Y. Times y otros hubiesen recibido el Manifiesto’”.

Por cierto, hablando de dudosas influencias intelectuales, en una nota añadida en la página 54, el “traductor” dice[xv]:

En realidad, el concepto en el que Kaczynski basa su antropología y su crítica de la alienación evoca el trabajo sobre uno mismo que encontramos, por ejemplo, en autores como Henry David Thoreau o Max Stirner. Por ello hemos decidido traducirlo como “proceso de autorrealización”.

Sin embargo, en lo referente a la idea del “proceso de poder”, Sean Fleming, en el artículo mencionado más arriba, señala, acertadamente, unos autores totalmente distintos: Desmond Morris y Martin Seligman. Fleming se ha tomado la no pequeña molestia de consultar directamente una copia privada del manifiesto, gran parte de las abundantes notas privadas y correspondencia de Kaczynski que se conservan principalmente en el archivo Labadie Collection de la Universidad de Michigan. Por supuesto, ni el “traductor” ni el editor de Desde un bosque lejano han intentado siquiera hacer nada parecido a la hora de preparar su edición y se ve que han preferido fiarse de fuentes dudosas o simplemente darse a la creatividad y la ficción a la hora de referirse a Kaczynski. Algo, por otra parte, muy habitual entre la mayoría de quienes hablan públicamente de él.

-      Hernández afirma que “Para entender [el valor de ‘La sociedad industrial y su futuro’, así como el resto de ensayos de Kaczynski], conviene por tanto situarlos en el contexto ruinoso del último ciclo revolucionario en Occidente […] el canto del cisne de la acción armada en esta zona del mundo: las Brigadas Rojas en Italia, la Fracción del Ejército Rojo en Alemania, Acción Directa en Francia, ETA en España y Euskadi, el Black Panther Party en Estados Unidos…” Además, en la página siguiente, escribe: “aquel lobo solitario que se radicalizó en una biblioteca leyendo a los mismos autores que los demás admirábamos, parecía representar algo que la izquierda creía perdido para siempre: un vínculo sólido entre la teoría y la práctica [clásica expresión marxista]...” (cursivas añadidas). Aquí, hábilmente, el editor dice sin decir. No dice explícitamente que Kaczynski fuese izquierdista, pero sugiere que Kaczynski fue un revolucionario inserto en el “último ciclo revolucionario de Occidente” junto con un montón de grupos terroristas izquierdistas, usándolo así como referencia para reprochar a la izquierda actual su falta de autenticidad. Luego se sobreentiende que, según el editor, Kaczynski era un izquierdista “de los de verdad”.

Además, que, de EE.UU., sólo menciona a los panteras negras, habiendo habido en ese país en los años 70 un montón de envíos bomba (cientos al año, a inicios de la década), seguramente casi todos por parte de grupos de izquierdas. Allí, por aquel entonces, el terrorismo era algo habitual, no hacía falta por tanto mentar a los grupúsculos marxistas-leninistas europeos. Pero el editor, claramente albergaba una intención al hacerlo: sugerir que todos estaban en el mismo ciclo a pesar de que fuesen diferentes. El editor insinúa, mezcla las cosas, confunde, etc. con tal de vincular a Kaczynski con su (del editor) versión de lo que, según él, tendría que ser la izquierda (un anarquismo revolucionario de masas o algo así). 

Recordaremos pues, lo que el propio Kaczynski dijo cuando en 2008 la editorial suiza Xenia publicó L’Enffondrement du Système Tehnologique/The Road to Revolution, una edición en francés e inglés de algunos de sus textos, también vinculándole injustificadamente en el prólogo (obra del editor/traductor un tal Patrick Barriot) con el terrorismo de izquierdas en particular y con el izquierdismo en general:

 

Yo desconocía completamente el contenido del epílogo del Dr. Barriot antes de la publicación del libro. Cuando el libro salió a la luz quedé anonadado al ver que una parte del epílogo del Dr. Barriot (la mitad superior de la página 360) repetía las mismas ideas izquierdistas de las cuales yo siempre me he esforzado por mantenerme alejado, y la otra parte me vinculaba con las “Brigadas rojas”, la “Facción del Ejército Rojo”, el “Frente de Liberación Animal” y otros de los grupos de extrema izquierda que yo desdeño”.[xvi]

 

Como se puede ver en dicha nota,[xvii] los desmanes cometidos por Errata Naturae en esta edición no son algo nuevo, abusos similares han ocurrido ya más veces en el pasado. No obstante, nadie había llegado tan lejos tergiversando los escritos de Kaczynski. Ante esta actuación, hemos tenido que extendernos en pormenores y detalles concretos para exponer ejemplos ilustrativos y, sin embargo, solamente hemos mencionado una mínima parte de todo lo que está mal en esta edición. Parece que, por desgracia, la figura y obra de Theodore John Kaczynski atrae a cierto tipo de gente indeseable e impresentable como la miel a las moscas. Y que estas sabandijas se esfuerzan una y otra vez en arruinar esa miel con sus patas llenas de inmundicia. Lo de Errata no engaña, más bien se queda muy corto.

 

Ediciones Isumatag, Naturaleza Indómita y Último Reducto, noviembre de 2025


Notas:


[i] Textos de Ted Kazcynski, 2005, Último Reducto, Bilbao.

[ii] La sociedad industrial y su futuro, Freedom Club, 2011, Ediciones Isumatag, Valladolid.

[v] Por cierto, esto no es algo que nosotros seamos los primeros en criticar a Errata Naturae y al “traductor” de esta edición, ya que, por ejemplo, en su momento Diego Clares, en su página web, también les criticó la mala calidad técnica de las “traducciones” y ediciones de las obras de Henry D. Thoreau que habían publicado. (Diego Clares, “Errata Naturae: las peores ediciones de las obras de Thoreau”, en Henry D. Thoreau, 12 de enero de 2020: https://thoreauencastellano.com/2020/01/12/errata-naturae-las-peores-ediciones-de-las-obras-de-thoreau/). Encima reincidentes…

[vi] Como “traducir” “disruption” (“trastorno”) por “desigualdad” (página 37) o “collectivism” (“colectivismo”) por “comunismo” (página 39).

[vii] Por ejemplo, han eliminado los títulos de los apartados que agrupaban por secciones los 232 puntos de La sociedad industrial y su futuro, es decir, ningún lector de esta edición podrá saber qué párrafos estaban en las secciones La naturaleza de la libertad o El control del comportamiento humano, por ejemplo. También han prescindido de un considerable número de notas explicativas que son parte del manifiesto original y que han permanecido en las últimas ediciones en inglés revisadas por el propio Kaczynski (en concreto, las notas numeradas como 1, 3, 9, 10, 11, 15, 16, 17, 20, 21, 22, 23, 27, 28, 32 y 35 en la primera edición en inglés de 1995).

Y, por ejemplo, en el punto 11 del manifiesto dentro de lo que sería la sección Sentimientos de inferioridad, se expone cómo reaccionan algunas personas que tienen baja autoestima o sentimientos de inferioridad cuando en el lenguaje cotidiano se utilizan ciertas palabras para referirse a algunos grupos presuntamente oprimidos. Estas personas encuentran esas palabras despectivas o peyorativas. Ahora bien, en la edición de Errata, el lector no va a encontrar esas palabras escritas porque cuatro frases enteras dedicadas a exponer ejemplos concretos de las mismas no se han incluido en esa edición. La corrección política del “traductor” (y probablemente también del editor) ha actuado sobre un texto que explícitamente considera esa misma corrección política un rasgo problemático del izquierdismo, además de un indicador de trastornos psicológicos.

[viii] A algunas de las notas que sí han conservado en la “traducción” les han quitado párrafos enteros y no precisamente de 4 palabras. Por ejemplo, las siguientes notas del manifiesto (según la numeración del original en inglés de 1995) están notablemente mutiladas en la edición de Errata Naturae: 4, 6, 26, 30.

[ix] Además, en la última edición autorizada del manifiesto en inglés (incluido en Theodore John Kaczynski, Technological Slavery, Vol. One, Enhanced Edition, Fitch & Madison, 2022) hay nuevas notas obra del autor, trozos añadidos por Kaczynski a algunas de las notas antiguas y comentarios suyos añadidos a algunos párrafos. Por supuesto todo esto también falta en la presuntamente completísima, actual y novedosa edición/”traducción” de Errata Naturae.

[x] Como, por ejemplo, meter frases, obra del “traductor”, diciendo que es falso que las “minorías oprimidas” sean inferiores (página 41) o que las mujeres sean más débiles que los hombres (página 43).

O como añadir al título del texto “Moralidad y revolución”, furtivamente de nuevo, “Una mirada anarquista” como subtítulo, sugiriendo por tanto que dicho subtítulo es obra de Kaczynski y que, por tanto, Kaczynski era anarquista. A este último respecto es necesario señalar que en un añadido de 2016 a la nota 59 de la última edición del manifiesto en inglés (incluido en Technological Slavery, 2022, pág. 110), Kaczynski, renegó abiertamente del anarquismo: “En 1995 describí a FC como ‘anarquista’ porque pensé que sería ventajoso tener alguna identidad política reconocida. En aquella época yo sabía muy poco acerca del anarquismo. Desde entonces he aprendido que los anarquistas, al menos los de los EE.UU. y el Reino Unido, no son más que un montón de ineptos y soñadores irremediablemente ineficientes que no sirven para nada. Huelga decir que yo ahora rechazo cualquier relación con el anarquismo”.

En este caso el “traductor”, como en el resto de manipulaciones que ha hecho en los textos, trata de arrimar el ascua de la fama de Kaczynski a su propia sardina ideológica manipulando el texto de modo que el lector obtenga la impresión de que Kaczynski era alguien ideológicamente afín al “traductor” y a su entorno político (y viceversa). Es éste un claro y descarado ejemplo de cooptación o apropiación ideológica.

[xi] Por ejemplo, el fragmento del texto original: “The leftist is not typically the kind of person whose feelings of inferiority make him a braggart, an egotist, a bully, a self-promoter, a ruthless competitor. This kind of person has not wholly lost faith in himself. He has a deficit in his sense of power and self-worth, but he can still conceive of himself as having the capacity to be strong, and his efforts to make himself strong produce his unpleasant behavior” (párrafo 19 de “La sociedad industrial y su futuro”), se podría traducir aproximadamente así: “El izquierdista no es la típica clase de persona cuyos sentimientos de inferioridad hacen de él un fanfarrón, un egoísta, un abusón, un ambicioso o un competidor despiadado. Las personas de este tipo no han perdido completamente la confianza en sí mismas. Tienen un déficit en su sensación de poder y de propia valía, pero aún pueden imaginarse a sí mismas con capacidad de ser fuertes, y son sus esfuerzos por hacerse fuertes los que producen sus desagradables comportamientos”. Claramente Kaczynski se está refiriendo en todo este trozo a los fanfarrones, egotistas, etc. que lo son debido a un déficit de autoestima, no a los izquierdistas. Y esto queda bien claro en las frases que vienen a continuación en el original: “But the leftist is too far gone for that. His feelings of inferiority are so ingrained that he cannot conceive of himself as individually strong and valuable. Hence the collectivism of the leftist. He can feel strong only as a member of a large organization or a mass movement with which he identifies himself” [“Pero para el izquierdista ya no hay remedio. Sus sentimientos de inferioridad están tan arraigados en él que no puede imaginarse a sí mismo como alguien individualmente fuerte y valioso. De ahí el colectivismo del izquierdista. Sólo puede sentirse fuerte como miembro de una gran organización o de un movimiento de masas con los que identificarse”]. Sin embargo, el traductor no sólo ha omitido (¿convenientemente?) estas últimas frases, sino que ha traducido el fragmento anterior así: “Sin embargo, el izquierdista no suele ser el tipo de persona cuyos sentimientos de inferioridad le conviertan en un fanfarrón, un egoísta, un matón o un competidor despiadado. Por suerte no ha perdido por completo la fe en sí mismo. Tiene un déficit en la percepción de su propio poder como individuo y su sentido de la autoestima, pero aún lucha por concebirse como alguien fuerte” (página 45). Es decir, ha alterado los sujetos de las oraciones originales, otorgando a los izquierdistas, como él mismo, un mínimo residuo de autoestima y fortaleza psicológica que, según el texto original, ni siquiera tienen.

[xii] Por ejemplo, Nava no se atreve a traducir literalmente ciertos términos presentes en el original y los sustituye por eufemismos inexactos. Así, “traduce” el término “hate” como “rechazar” (página 43), cuando la única traducción adecuada es “odiar” y “traduce” “hatred” como “castigo” o “cuestionamiento” (pagina 46), cuando realmente significa “odio”, “desprecio” o “aversión”.

[xiii] Véase “Carta de Ted Kaczynski a David Skrbina del 30 de octubre del 2008”, págs. 2-3. (https://drive.google.com/file/d/1GlTO9kbS6iSlPoMwHq6i14qpLH0boeva/view?usp=drive_link). 

[xv] En realidad esta presunta nota del “traductor” no es más que una copia incompleta de una nota del traductor de la edición en francés del manifiesto de Unabomber realizada por los izquierdosos anticapitalistas “antiindustriales” L'encyclopédie des Nuisances en 1998:

 En américain [sic] power process: littéralement “processus de pouvoir”, qui n’a guère de sens en français. En fait le concept sur lequel Kaczynski fonde son anthropologie et sa critique de l’aliénation évoque l’exercice de soi à la manière de Thoreau, l’activité vitale comme Mumbford en parte, et aussi l’instinct de puissance distingué par Hesnard. On peut également y discerner quelque chose de l’égoïsme affirmé par Stirner. Tout cela étant, “processus d’auto-accomplissement” a paru la traduction la plus convenable. (N. d.T.). [En inglés americano power process: literalmente “proceso de poder”, que no tiene mucho sentido en francés. De hecho, el concepto en el que Kaczynski basa su antropología y su crítica de la alienación evoca el ejercicio de uno mismo al estilo de Thoreau, la actividad vital tal y como la describe Mumford, y también el instinto de poder distinguido por Hesnard. También se puede discernir en él algo del egoísmo afirmado por Stirner. Teniendo todo esto en cuenta, “proceso de autorrealización” nos pareció la traducción más adecuada. (N. del T.)].

 ¡Menuda referencia! Dios los cría y ellos se juntan.

[xvi] Fragmento de “Nota acerca de The Road to Revolution”  de Ted Kaczynski (6 de abril de 2009). El original manuscrito de este fragmento en inglés se puede ver en:

https://drive.google.com/file/d/1Xw9rAdnLXCDWxY0ARCb4h0nNGnrfTGbF/view?usp=sharing.

[xvii] Véase: “Nota acerca de The Road to Revolution": https://ultimoreductosalvaje.blogspot.com/2015/03/nota-acerca-de-road-to-revolution.html

 

7 de enero de 2024

Las siete heridas ecológicas

 

En el mundo virtual, las últimas novedades, acontecimientos e iconos del momento concentran casi todas las atenciones. En particular, los asuntos políticos son objeto de recurrentes discusiones. Alimentadas por intereses no siempre claros, con ellas se recrean a diario viejas batallas en las que las turbas se alinean en sus correspondientes bandos, cada bando enarbolando sus nobles dogmas y lanzándose a la vorágine que los tiene entretenidos continuamente. Mientras, un sistema lo suficientemente flexible y versátil aprovecha esos barullos para imponer sus progresos de manera implacable. Tan cierto es que las batallas telemáticas absorben el tiempo y la atención de sus participantes, como que el mundo da pasos hacia situaciones de extrema gravedad y daños irreversibles. Pocos cuestionan y critican de verdad los axiomas de la fervorosa fe tecnológica, de modo que el progreso general del mencionado sistema es visto como la piedra angular de un nuevo mundo de bienes y felicidades. Lo peor de las batallas virtuales no es que sean posiblemente una pérdida de tiempo para sus participantes rasos, los cuales probablemente sólo buscan reconfortarse emocionalmente, sino todas las necesidades materiales y logísticas que la virtualidad o el mundo de las redes sociales telemáticas requiere. Los eslóganes, los mensajes más elaborados o las chorradas de turno son capaces de arrastrar la atención hacia aspectos coyunturales y secundarios (cuando menos), quedando lo importante desplazado ante tanta propaganda. Porque hay que tener en cuenta también que grandes organizaciones (y un elenco de pequeñas organizaciones satélites) están colocando su propaganda y orquestando esas batallitas virtuales para hacer prevalecer sus intereses por encima de todos los mindundis de Internet.

En las décadas recientes, las noticias se han hecho eco del estado preocupante en el que se encuentra el mundo natural. La publicación de estudios científicos llamando la atención sobre las tendencias que provoca el desarrollo de la sociedad ultratecnológica ha logrado hacerse un hueco entre los asuntos cotidianos. Aunque esto no significa que se haya llegado a comprender y, mucho menos, controlar ese mismo desarrollo (por razones que se han tratado en otras ocasiones).

Los problemas ecológicos se enfocan fundamentalmente según una premisa básica: que afecten de un modo u otro a los seres humanos. De no cumplirse esa condición, es muy probable que ese problema sea ignorado o que ni tan siquiera sea considerado problema. La aparición de una extraña enfermedad que deforma y seca los cultivos de árboles frutales es uno de esos casos que cumplen la condición básica. La aparición de una misteriosa avispa que tiene un voraz apetito por las abejas domésticas también. Una sequía o una borrasca más prolongada y potente de lo habitual que ocurre en una época del año inesperada encajan también en la manera en la que se expone lo que está ocurriendo en el mundo. En esta ocasión, aquí se va a reseñar una postura de atender los problemas ecológicos cuyo centro no es el ombligo humano.

Man swarm and the killing of wildlife, 2011
Dave Foreman, en su libro Man swarm and the killing of wildlife (algo así como El enjambre humano y la matanza de la vida salvaje) (Nota 1), explica que existen siete maneras en las que las sociedades humanas han herido al mundo salvaje y por qué éste debe seguir existiendo para sí mismo y por sí mismo y lo valioso que es esto. Esas siete heridas, son la matanza excesiva, la destrucción y domesticación de la naturaleza salvaje, la fragmentación de los ecosistemas salvajes, la alteración y el debilitamiento de los procesos ecológicos y evolutivos, la propagación de especies y enfermedades exóticas, el envenenamiento biocida de la tierra, el aire, el agua y la vida salvaje, y por último, el “enrarecimiento” global (o cambio climático y acidificación de los océanos).

  1. Matanza excesiva

Se ha traducido aquí “overkill” por matanza excesiva, a riesgo de dar a entender que Foreman estaba únicamente en contra de la sobreexplotación de la naturaleza y sabiendo que la idea que evoca “sobreexplotación” podría variar considerablemente en función de las necesidades humanas tomadas en cuenta. No obstante, Foreman no era un partidario de una explotación técnica o “racional” de la naturaleza de modo que pudiera continuar indefinidamente. Más bien, se oponía a ella porque había cuestiones previas por afrontar. Nos dejó escrito: «Históricamente, la caza ha causado la extinción, la desaparición local o la casi extinción de la vida salvaje, incluyendo a los antaño muy abundantes bisontes, palomas migratorias, aves limícolas, ballenas, bacalao, elefantes, tortugas marinas y muchos más. Dicha caza ha sido impulsada por la “necesidad” de carne y por los nuevos asentamientos y cultivos de las crecientes poblaciones humanas a lo ancho y largo del mundo.» (P. 52) «Incluso un pequeño grupo de chozas con herramientas parecidas a las de la Edad de Piedra pueden hacer desaparecer la fauna de mayor tamaño en una área protegida cercana. Dado que más bebés se convierten en más madres y padres, los cazadores van siempre más lejos con trampas, redes y viejas armas. Hay parques nacionales tropicales todavía llenos de enormes árboles nunca talados y pesadas lianas que están vacíos de grandes bestias salvajes debido a esta caza provocada por los crecientes embarazos humanos.» (P. 52)

  1. Destrucción y domesticación de la naturaleza salvaje

Para el caso de Estados Unidos, Foreman señala que ésta ha sido la manera más significativa de dañar la naturaleza. La explosión demográfica humana en los últimos tres siglos ha ido acompañada allí de la roturación de nuevas tierras de cultivo en áreas salvajes y del crecimiento urbano en sus distintas modalidades. Para darse ambas, la desaparición de los seres salvajes de esas tierras es un requisito. La extensión de la civilización lleva pareja la transformación radical de hábitats de innumerables especies de fauna y flora y su sustitución en algunos casos por suelos pavimentados y en otros por sucedáneos domesticados. En cada país y región del mundo, las fases de esta transformación han podido variar, intercalarse de diferentes maneras, pero el resultado en conjunto de todo este empuje civilizador es el mismo: la eliminación de la naturaleza salvaje.

  1. Fragmentación de los ecosistemas salvajes

Inexorablemente asociado al crecimiento poblacional humano, el desarrollo de vías de comunicación y transporte de materiales y energía parcela y divide ecosistemas causando muchas muertes de animales salvajes. Una vez consolidada esa división, los ecosistemas padecen graves consecuencias por las limitaciones que afectan a las poblaciones vegetales y animales que logran sobrevivir. Su distribución varía, su variabilidad genética se empobrece, sus rutas migratorias se ven bloqueadas, etc.

  1. Alteración y debilitamiento de los procesos ecológicos y evolutivos

El establecimiento de poblaciones humanas crecientes en un territorio dado ha resultado siempre en intentos de controlar o modificar procesos ecológicos como los incendios naturales, las inundaciones fluviales, la predación o la polinización. Esto provoca a su vez que las condiciones para la evolución natural se vean alteradas significativamente. Por ejemplo, la eliminación de grandes depredadores puede llegar a suprimir la regulación de arriba a abajo que éstos ejercen sobre las especies depredadas provocando graves cambios en todo el ecosistema.

  1. Propagación de especies y enfermedades exóticas

«Desde el comienzo del comercio a larga distancia, y probablemente antes, el Hombre ha llevado voluntaria e involuntariamente muchas clases de animales vertebrados e invertebrados, enfermedades de plantas y animales y trasladado vectores de enfermedad de los lugares donde habían evolucionado hacia nuevos hábitats. Allí, algunos crecen fácilmente en entornos perturbados por la desaparición de la vegetación autóctona donde ya no hay controles naturales y en esa situación superan a las especies autóctonas.» (P. 47)

«Más indios, más brasileños, más estadounidenses significa más barcos transportando porquerías de acá para allá y, con ellas, transportando más especies exóticas y enfermedades de un lado para otro.» (P. 58)

  1. Envenenamiento biocida de la tierra, el aire, el agua y la vida salvaje

Foreman cita al biólogo Daniel McKinley que en 1971 advertía: “Todos los animales crean desechos, pero sólo el hombre crea productos que la naturaleza no puede reclamar, y a tal ritmo que puede echar a perder el mundo antes de que éste se purifique a sí mismo.” (P. 58)

“Tanto como desearíamos librarnos de estas losas, debemos reconocer que cuantos más seamos, más contaminantes y venenos traeremos, que la industria química trabaja para cubrir la necesidad que conlleva el surtidor de bebés. Es difícil limpiar un desastre cuando aquellos que lo causan son más cada año, algunas veces duplicando su número cada poco tiempo.” (P. 59)

  1. “Enrarecimiento” global (o cambio climático y acidificación de los océanos)

Foreman pone énfasis en que el crecimiento disparado de la población humana de los últimos dos siglos es el causante último de la producción y generación ingente de gases de efecto invernadero.

“El resultado es que las soluciones para la contaminación por gases de efecto invernadero son todas técnicas y económicas. Pasar por alto la población como principal factor impulsor y la congelación y reducción de la población como principal solución es válido no sólo para la contaminación por gases de efecto invernadero, sino también para las siete heridas ecológicas.” (P. 61)

Foreman, fallecido en septiembre de 2022, era un conservacionista estadounidense claramente inclinado hacia una ética ecocéntrica, es decir, basada en la importancia que merecía la naturaleza salvaje, sus ecosistemas y sus habitantes. En Naturaleza Indómita tienen accesibles unos cuantos textos de él para acercarse a su ideario (al final de esta entrada hay una recopilación de enlaces). Muy a su pesar, Foreman ha visto en vida cómo se desviaban y tergiversaban dos de sus mayores aportaciones al conservacionismo: Earth First! y el rewilding. Hay un artículo bastante detallado en castellano sobre el caso de Earth First! titulado “De cómo la Tierra dejó de ser lo primero”. Los fundadores estadounidenses de aquel movimiento (Foreman entre ellos), que enfatizaron desde el principio las bases ecocéntricas de su actividad, favorecieron la entrada en él de muchas personas que suscribían superficialmente esas bases al tiempo que portaban ideas izquierdistas o neopaganas difícilmente compatibles con esas mismas bases. Inevitablemente, el choque de posturas afloró en poco tiempo y, tras muchas actividades notorias, una parte de los fundadores abandonó el movimiento, iniciando y dedicando su tiempo a otras iniciativas. En el caso del rewilding, hay una distancia considerable entre lo que ideó Foreman y lo que se ha puesto en marcha en Europa. La preocupación por los territorios salvajes y el consecuente intento de ponerlos a salvo de las heridas infligidas por el enjambre humano se han dejado de lado en favor de una visión de la naturaleza que es un nuevo caballo de Troya contra lo salvaje (como lo fue el concepto de “desarrollo sostenible” en su día). Kate McFarland ha expuesto en detalle las grandes diferencias existentes a la hora de entender el rewilding y cómo en Europa se ha tergiversado esa idea (Nota 2).

Más allá de las razones inmediatas por las que Earth First! o el rewilding en Europa se pervirtieron como proyectos (Nota 3), hay que procurar comprender también las razones profundas por las que es tan probable que cosas así acaben ocurriendo con el tiempo. En la sociedad tecnoindustrial toda propuesta para defender la naturaleza salvaje corre serio riesgo de cooptación (Nota 4). Las razones para ello tienen que ver con la propia idiosincrasia del sistema social humano actual que, visto en la perspectiva de la historia del Homo sapiens, puede calificarse apropiadamente con el adjetivo masivo. Masivo por lo inmensos que son los números de las poblaciones humanas hoy día, en total unos 8.000 millones -y creciendo. Este factor demográfico tiene unas consecuencias directas sobre la naturaleza salvaje, como Foreman describió con preocupación en múltiples ocasiones. Ahora bien, también tiene unas consecuencias indirectas sobre la propia sociedad que atañen a ese riesgo de cooptación. Así debe entenderse la aparición de personajes mezquinos que tergiversen una propuesta para defender la naturaleza salvaje (por ejemplo, demagogos o chiflados) o la corrompan en beneficio propio (por ejemplo, embaucadores o técnicos-expertos aspirantes a profesionalizarse u obtener mejores remuneraciones) o de otras causas diferentes (izquierdistas de todo pelaje). Asimismo, masivo en sus necesidades de recursos materiales y energía, los cuales proporcionan al sistema humano un poder nunca conocido por la naturaleza. Ese poder puede ser utilizado para superar dificultades de todo tipo y participa en todas las heridas ecológicas mencionadas anteriormente. La interacción con distintas partes infraestructurales y estructurales de este sistema humano tiene un efecto de arrastre en la dirección del masivo flujo de recursos materiales y energía. Ese efecto de arrastre no es algo solamente físico, sino que afecta a las tendencias culturales predominantes de la sociedad, las cuales se ven arrastradas a tratar, justificar, elogiar o temer por ese nuevo poder.

Por otro lado, los humanos no somos únicamente agentes racionales que analizan situaciones conflictivas y optan por embarcarse en la solución óptima al coste que sea. Ni siquiera somos receptivos a argumentaciones lógicas y racionales que contravengan algunos convencimientos profundos e intuitivos. Existen características en nuestra naturaleza, no elegidas y heredadas, que nos inclinan a ciertos comportamientos, a priorizar unas cosas sobre otras, independientemente de las causas, pasatiempos o hobbies que nos atraigan. Además, los sistemas sociales civilizados llevan cientos de años “aprendiendo” cómo manipular esas características en su beneficio, con mayor o menor éxito, y, en ellos, han emergido nuevas organizaciones mucho más poderosas que el humano común y corriente (y sus grupos de familiares y allegados), a las que éste debe someterse mientras le hacen creer que no es así (Nota 5). El contacto recurrente con esas partes infraestructurales y estructurales puede llevar a asumir, por ejemplo, que no queda más remedio que dedicarse a los cuidados paliativos de la naturaleza salvaje desde el propio sistema que la hiere. Dejó escrito un filósofo un aforismo que aquí es pertinente:

Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.



 Nota 1: Dave Foreman, Man Swarm and the Killing of Wildlife. The Rewilding Institute y Raven’s Eye Press, 2011.

Nota 2: https://rewilding.org/take-back-rewilding-prologue/

Nota 3: Es sorprendente cómo se le puede llegar a dar la vuelta a una idea. El caso para el rewilding ibérico ahora resalta que pone a las personas en el centro, justamente una idea en las antípodas de lo que desarrolló Foreman.



Nota 4: Se usa aquí una acepción muy poco (o nada) utilizada en castellano derivada del término inglés “Co-optation”. Brevemente, consistiría en el proceso por el cual un grupo o comunidad que desafía el sistema social total o parcialmente es transformado de modo tal que acaba participando en el sistema de forma inocua, dejando a un lado su posición desafiante y no alcanzando cambio significativo en el sistema social. Raramente es un proceso planificado por los dirigentes políticos del sistema social, aunque pueden ser reconocibles diferentes fases o estados de ese proceso.

Nota 5: El cuarto principio y la asignación de culpas.


Algunos textos de Dave Foreman en castellano:

¿Población, opulencia o tecnología?

El mito del movimiento ecologista.

Algunas preguntas a Dave Foreman.

La auténtica idea de la Naturaleza salvaje.

¿Hacia dónde se dirige Earth First!?

El mito del paisaje precolombino humanizado.

Allá donde el hombre es un visitante.

¿De qué va realmente todo esto?/La gran miopía. 

La arrogancia de la elevación espiritual. 

El gen de la naturaleza salvaje. 

Preservar la experiencia de la naturaleza salvaje


3 de mayo de 2023

Aviso acerca de The Ted K Archive

Recientemente hemos tenido conocimiento de que un izquierdista pro-tecnología llamado Theo Slade ha creado un sitio web titulado “The Ted K Archive” para subir a Internet todos los escritos de Kaczynski, en contra de los deseos de éste y violando sus derechos de autor. Slade también pretende que ese sitio sirva de plataforma para criticar las ideas de Kaczynski y así apartar a otros individuos de la causa contra el sistema tecnoindustrial y a favor de la Naturaleza salvaje. Aunque Slade y sus colaboradores se han dirigido a varias comunidades online y personas que tienen alguna afinidad con las ideas de Kaczynski en un intento de solicitar su ayuda bajo el pretexto de crear un proyecto que podría ser beneficioso para el incipiente movimiento, no nos equivoquemos, sus acciones son engañosas y el grupo global detrás de dicho sitio web lo único que trata es de anular al naciente movimiento contra el sistema tecnoindustrial y a favor de la Naturaleza salvaje.
En la sección “About This Project” de su página web dejan claro que este sitio no es más que un miserable intento de perjudicar la causa contra el sistema tecnoindustrial y a favor de la Naturaleza salvaje:

“... esperamos que el sitio web pueda funcionar para atraer a personas con una política similar a la [de Kaczynski] y con similares problemas de salud mental, francamente”. Y que la cruda realidad del material de lectura de primera mano, la épica del material de lectura sugerido y los espacios de invitación al debate conectados a la página web tengan un efecto desprogramador y sean un apoyo para la salud mental”.

Y en cuanto a los colaboradores de Slade, parece que la mayoría también están a favor de la tecnología: “Nosotros, los bibliotecarios que compramos el dominio de esta página web, somos anarquistas pro-tecnología, sin embargo simplemente encontramos realmente interesantes la historia de su vida y su impacto”.

Aunque sus críticas a los escritos de Kaczynski son tan estúpidas que ni siquiera merece la pena rebatirlas (ya que cualquier persona razonablemente sensata e inteligente no se dejaría persuadir por los “argumentos” expuestos en ellas), el intento de estos izquierdistas de hacerse con el control de los escritos de Kaczynski (repetimos, expresamente en contra de los deseos de éste) es preocupante. Aquellos que deseen fomentar el crecimiento saludable del movimiento contra el sistema tecnoindustrial por amor a la Naturaleza salvaje deberían denunciar y repudiar ese proyecto y tomar medidas para evitar cualquier colaboración con él.

Firmado,
Fitch & Madison
Último Reducto
Naturaleza Indómita
Ediciones Isumatag


1 de marzo de 2022

25 años después (II)

En la entrada anterior repasamos algunos rasgos del izquierdismo señalados en La sociedad industrial y su futuro. Comentamos la falta de una definición clara y precisa de “izquierdismo” y cómo este manifiesto trataba de dar unos criterios de diagnóstico (página 152 y siguientes). Quizás, haya una razón fundamental por la que alcanzar esa definición no sea nada sencillo. La naturaleza proselitista del izquierdismo trata de alcanzar a la masa y para ello ha utilizado una gama de técnicas de infiltración y persuasión considerable. Un patrón habitual del izquierdismo ha sido acercarse a todo tipo de agrupaciones de la sociedad, desde las deportivas hasta las empresariales, integrándose en ellas y redirigiendo sus funciones y objetivos hacia aquellos que son los de su credo -o al menos compatibilizándolos. Así pues, si nos centrásemos en una asociación cualquiera que está en ese proceso de transformación, ¿cuándo sería apropiado catalogarla como izquierdista? Y si hay resistencias internas a ese cambio, ¿hasta qué punto se la puede considerar enteramente izquierdista? Es cierto que hay bastantes precedentes de toma de asociaciones y movimientos por los izquierdistas y no es extraño recelar de que, una vez se empieza ese camino, mal destino se alcanza. ¿Qué definición clara y precisa resiste las técnicas camaleónicas de aparentar no ser lo que se es? Para desgracia nuestra, como el izquierdismo es la ideología dominante, suele ser una obligación legal para todo tipo de asociaciones tragar con algún principio izquierdista y, por ello, el terreno de juego está mucho más claro.

Se ha dicho que el manifiesto, al insistir tanto en su crítica a las posiciones de izquierda, le hacía el juego a la derecha. Es normal que los izquierdistas se sientan atacados cuando lo leen porque cuestiona sus motivaciones y sus valores básicos. Sin embargo, la derecha tampoco sale bien parada al presentarla como una posición estúpida y contradictoria (p. 48 y siguientes). Hoy día, gran parte de lo que se denomina derecha es, a grandes rasgos y generalizando, una carcasa hueca, muy acicalada con campañas de marketing y propaganda con señuelos de los viejos valores “tradicionales” (sean cuales sean) y con ganchos provocadores para llamar la atención y aparentar reacciones a algunos planteamientos de la izquierda. Al ser una carcasa sin nada dentro más allá de la búsqueda del poder y cuatro tópicos, ha ido asumiendo o aceptando lentamente varias de las innovaciones que han ido trayendo las distintas oleadas del izquierdismo, al mismo tiempo que se oponían a alguna de las últimas modas de la izquierda. Una oposición sin mucha convicción o congruencia. Al fin y al cabo, la transformación de la sociedad producida por los cambios tecnológicos, demográficos, ecológicos y económicos acaba afectando y permeando todas las instituciones de la sociedad y sus justificaciones ideológicas. Algún derechista ya lo entendió hace pocas décadas y formuló su propia ley “inexorable”, la primera ley de O’Sullivan. Se enuncia así: “Toda organización que no sea realmente de derechas, acabará convirtiéndose con el tiempo en una organización de izquierdas”.

Además hay que añadir a todo esto que hoy se suele incluir en la derecha a posiciones de gente que se quedó varada y anclada en alguna oleada antigua de la izquierda, incapaces siquiera de comprender los disparates posmodernos de las nuevas modas izquierdistas. El oponerse a los desvaríos de las últimas tendencias del izquierdismo por supuesto que no convierte a nadie automáticamente en conservador, ni siquiera es algo que entre en contradicción con los valores nucleares del izquierdismo. Por decirlo en pocas palabras, la velocidad a la que se está transformando la sociedad no la pueden seguir muchas veces ni siquiera los que quieren que la sociedad avance y “progrese socialmente”. Esta transformación no está bajo el control de ninguna persona concreta -o grupo-, y mucho menos bajo el control de las personas comunes y corrientes. Además, no hay atisbos de que se vaya a detener en las próximas décadas, lo cual es un hecho muy preocupante. Surge por sí sola una cuestión que también tendría miga: ¿Qué es, en esencia, la derecha? Como ocurre con la izquierda, podrían determinarse algunos valores políticos y morales que surgen de una concepción, explícita o implícita, de la naturaleza humana. También, no sería muy complicado demostrar que los valores morales que se toman por referencia de la naturaleza humana son extrapolaciones erróneas o perversiones de valores morales que en ciertas circunstancias y en ciertos contextos los seres humanos hemos utilizado como guía. A los “dialécticos” derecha-izquierda les interesa plantear su confrontación político-moral en términos muy categóricos. Todo ello para favorecer sus juegos de poder.

Entre aquellas advertencias del manifiesto sobre el peligro del izquierdismo, hay una en particular sobre la que merece la pena detenerse. Dice así: “[los izquierdistas] usarán [la tecnología] para oprimir al resto de la gente si alguna vez logran hacerse con su control” (p. 145). En el momento en el que se escribió el manifiesto, los años inmediatamente posteriores a la caída de la Unión Soviética, era difícil imaginar la transformación de un país como China. Desde una perspectiva estadounidense, el temor a que el izquierdismo se hiciera con el control de su país era más factible a que una nación ya gobernada por un movimiento izquierdista se desarrollara tanto económica como tecnológicamente como para llegar a ser la primera potencia mundial. Así se entiende que en algún punto FC se decantara por pronosticar que el control sobre el comportamiento humano no sería introducido mediante una decisión calculada por las autoridades sino mediante un proceso rápido de evolución social (p. 108). Un gran poder político que sigue un credo político centrado en el control del comportamiento humano y alineado con grandes organizaciones tecnológicas ha impulsado un proceso de desarrollo que se retroalimenta: mayor poder tecnológico-mayor control sobre el comportamiento-mayor poder tecnológico-etcétera. El pronóstico de FC no contemplaba que pudieran darse varias vías hacia el control del comportamiento humano compitiendo entre sí, aunque también es verdad que asumía que podría haber más posibilidades en el futuro de las que se mencionaban en el manifiesto (p. 125).

Sea como sea, estamos inmersos en ese rápido proceso de evolución social hacia un mayor control del comportamiento humano y los escenarios sobre el futuro próximo planteados en el manifiesto nos sitúan ante dilemas totalmente actuales.

Es revelador plantearse cómo es posible que un ensayo escrito mucho antes de la gran eclosión de Internet, de los teléfonos inteligentes, de la inteligencia artificial, de tantas y tantas novedades tecnológicas que hoy caracterizan la vida actual continue planteando críticas tan incisivas sobre la tecnología. ¿Cómo puede ser que tecnologías vagamente imaginadas en las fechas en las que el manifiesto fue escrito se comporten con ciertas características intrínsecas allí descritas? ¿Qué fuerzas orientan a las sociedades hacia unas tendencias concretas? ¿Por qué ese recelo hacia los avances de la tecnología? Muy lejos quedan ya los días del primer Internet, en los que las promesas de libertad de expresión y acción eran omnipresentes, junto con la promesa de limitar el poder y sus excesos. O los días en los que las tecnologías de las energías renovables proporcionarían autonomía a las personas y a las pequeñas comunidades a la vez que no dañarían la naturaleza. En nuestros días, es fácil oír recelar de las grandes compañías tecnológicas y su poder. También es fácil escuchar quejas de los NIMBYs (Nota 1) sobre las tecnologías que explotan las energías renovables. “Renovables sí, pero no así”, claman. Lamentablemente, la hostia que se están dando muchos al caerse del guindo de las renovables no les dará para comprender que una sociedad de gran escala necesita una industria pesada para mantenerse, incluso con renovables. E inexorablemente e inevitablemente una sociedad de masas con tecnología avanzada es incompatible con un respeto real y verdadero de la naturaleza. De esto ya se publicaron algunas entradas en este blog, así que volvamos a cómo es posible que el manifiesto de Unabomber acertara con el carácter que tendrían los nuevos avances tecnológicos.

Darwin desconocía la existencia del ADN y las reglas concretas de la herencia biológica basada en genes. De hecho, planteó una teoría que explicaba cómo se transmitían los caracteres de una generación a otra, la teoría de la pangénesis. Tiempo después quedó claro que era una teoría equivocada y que debía descartarse. A pesar de ello, la evolución de las formas de vida mediante la selección natural era un fenómeno observable e inteligible sin tener idea de genética. Salvando las distancias, la evolución de la sociedad tecnológica también sigue patrones generales reconocibles incluso para personas que ignoren cómo se configura y funciona el último cachivache digital e “inteligente”. Muchas veces la preponderancia de lo inmediato y de lo novedoso ocultan las tendencias de largo recorrido. O como dice el dicho los árboles no dejan ver el bosque. La visión sobre la tecnología del manifiesto no es original (Nota 2). Contempla unos mecanismos de ordenación e integración en la sociedad que prevalecen sobre las formas de uso de las nuevas tecnologías. Se puede desconocer por completo cómo realizar una conexión a Internet través de un dispositivo concreto y, sin embargo, saber que los cambios que Internet provoca en la sociedad son ajustados a cierto tipo de funcionamiento general del sistema tecnológico y que esos cambios pueden tener además unas consecuencias inesperadas sobre toda la estructura social (desde los protocolos de seguridad laboral hasta la moral comúnmente aceptada).

Recientemente, un ilustre neurocientífico ha dado unas cuantas entrevistas en medios españoles (Nota 3). Se trata de Rafael Yuste, impulsor del proyecto Brain en Estados Unidos, un proyecto de investigación sobre el cerebro humano parecido al proyecto europeo del que hablamos en la entrada “¿Tenía Unabomber razón? (I)”. Repasando ahora esa entrada, vemos que los textos traducidos en ella del proyecto europeo han sido eliminados de la página web actual del proyecto y su presentación ahora es mucho más escueta. Sin embargo, los dilemas que traen estos desarrollos tecnocientíficos siguen siendo los mismos. Al leer las declaraciones de este neurocientífico, uno se da cuenta de que no es ningún estúpido y que es consciente de las graves repercusiones que los avances en su campo van a provocar en la humanidad. También se comprende que está vendiendo su proyecto exagerando ciertos logros, quizá buscando más financiación, quizá más estatus o quizá alguna otra motivación no tan “noble” como suelen albergar muchos científicos (Nota 4).

Los avances en neurociencia se promocionan con formulaciones “positivas” como “mejoramiento mental y cognitivo de la especie humana”, “tecnología aumentada”, “humanidad aumentada”, “humanidad mejorada”, etc. Junto con la promesa de curación de enfermedades del cerebro humano, viene la nueva corriente tecnófila transhumanista. Sin embargo, es tan obvio que todo esto trae unas consecuencias nefastas a muchos niveles que no les queda otra que inventarse un marco mental en el que todas esas nuevas tecnologías están bajo control, bajo un “buen” control. Hay que inventarse unos “neuroderechos” que protejan la privacidad mental, la identidad personal, el libre albedrío, etc. La trampa de los derechos humanos sigue funcionando: confiar en que el papel lo aguanta todo, por el bien de todos, mientras la realidad va por otro lado, lejos de idealismos hacia el definitivo sometimiento de las voluntades individuales. También se nos muestra un nuevo capote al que entrar: la “injusta” desigualdad que generaría que unos pudieran acceder a las tecnologías de mejoramiento y otros no. Está fuera de toda duda que hay muchísimas personas a las que les gusta que les toreen de esa manera. Leyendo La sociedad industrial y su futuro, se puede comprender que las partes “buenas” de esas tecnologías van indisociablemente unidas a sus partes malas, que, obviamente, no serán mencionadas en su publicidad (p. 87 y siguientes). Se puede comprender también que esos desarrollos tecnológicos son una tendencia más poderosa que el deseo de libertad (p. 89 y siguientes). También se puede comprender que no todo está dicho y es inequívoco, pero no por ello dejamos de estar en la encrucijada descrita en las páginas 112 y siguientes. Una encrucijada bien jodida.

NOTAS

Nota 1: NIMBY es un acrónimo inglés para “Not In My Back Yard”, que en castellano significa “No en mi patio trasero”. Se utiliza para identificar a las personas que se oponen a los desarrollos tecnológicos fundamentalmente porque están en las proximidades de sus casas y les causan molestias de algún tipo.

Nota 2: Véase «Postfacio al “Manifiesto”» de Ted Kaczynski, La sociedad industrial y su futuro, págs. 173-176.

Nota 3: Dos de ellas se pueden leer sin suscripción:

La ciencia ya lee tu cerebro, pronto desvelará hasta tu subconsciente”, XLSemanal, ABC, 19-12-2021.

Tener un sensor en la cabeza será de rigor en 10 años, igual que ahora todo el mundo tiene un teléfono inteligente”, El País, 5-1-2022.

Nota 4: Siempre hay que tener presente en estos casos este breve escrito, ¿Está el trabajo científico motivado principalmente por un deseo de hacer el bien a la humanidad? por Theodore J. Kaczynski.